Besando sapos

Los hay de varios tipos... Están los sapos-sapos, esos que besas y besas y jamás de los jamases se convierten en príncipes, esos que están orgullosos de ser sapos y no les interesa cambiar, de esos he conocido varios y creo que sobreabundan en esta región. Están esos que eran sapos y que después de varios besos empezaron a agarrar cara de príncipes pero que al cabo de un tiempo una se da cuenta que por más cara de príncipes que tengan, siguen siendo verdes y al menor descuido se van saltando hacia otros estanques. Y están los príncipes-sapos, esos aparecen cuando una menos se los espera, amables, cariñosos, preocupados, tiernos, llamándote por teléfono a cualquier hora sólo porque se estaban acordando de ti, te invitan al cine y te regalonean, son comprensivos, divertidos y lo mejor de todo, te dan espacio, puedes salir con tus amigas sin que te hagan escándalo e incluso te entienden cuando andas en "esos" días... ¿Y qué sucede cuando pasa el tiempo? Que de a poquito se empiezan a poner verdes, a comer moscas delante tuyo y mientras estas durmiendo a su lado se ponen a croar en tu oído y por más que le pegues codazos no dejan de hacerlo. O sea, que eran sapos en cubiertos.
Y ahí una entra en un dilema ¿Quedarse o abandonarlo? Todavía tiene algunas características principescas, la corona le está quedando un poco grande pero al menos todavía no se le cae del todo, tal vez sólo sea una etapa sapistica y vuelva a convertirse en príncipe ¿no? Tal vez se puede conversar con el antes de que su mente se vuelva completamente anfibia, preguntarle qué paso con sus rasgos nobles y frenarlo antes de que la transformación sea completa...
Eso es lo triste de este tipo de ejemplar, que te dejan en el corazón los recuerdos de esos momentos en donde eran aún de la realeza, que cuando los abrazas aún puedes sentir el aroma calido en su cuello, que a ratos se comportan como antes, se preocupan y se vuelven cariñosos... el problema ahora es una que se siente desilusionada y no sabe que hacer con un príncipe-sapo a su lado, que lo quiere mucho pero no sabe si existirá una solución y no va a conformarse con el así... Tal vez exista algún conjuro o pócima mágica que lo vuelva a convertir en lo que era, tal vez la seguridad de la relación estable gatillo la transformación y necesita del tira y afloja para reaccionar… o tal vez simplemente nunca existió el príncipe y no fue más que una ilusión a nuestros ojos.
Cómo sea, le daré el beneficio de la duda a mi príncipe-sapo por un tiempo y esperaré a ver que pasa… tal vez sigue así y lo mejor es dejarlo antes de que la cosa se ponga peor para los dos… o tal vez en una de esas la cosa funciona y vuelve a ser lo que era y a tenerme embobada con sus besos y caricias…